sabático, ca.
2. adj. Se dice del séptimo año, en que los hebreos dejaban descansar sus tierras, viñas y olivares.
La Wikipedia:
Terminología
La palabra hebrea šhabbat (שַׁבָּת) significa "el día de descanso" y se refiere al cese o descanso de trabajo. A su vez, el sábado también deriva de la misma palabra.Historia
Su origen se remonta a milenios atrás, cuando los hebreos
se tomaban el séptimo año de la cosecha para el descanso. El año
sabático era una costumbre agrícola muy respetada y permitía dejar la
tierra sin trabajar para su reposición, en barbecho después de 6 años consecutivos de cosecha.
Actualmente, en ciertas instituciones académicas, el año sabático es
el período de tiempo que los profesores dedican al estudio, a la
investigación o la realización de actividades que conlleven la
superación académica. Usualmente se recibe sueldo durante el mismo y
también es cierto que existen legislaciones que prohíben o no contemplan
esta práctica. También se aplica cuando una persona abandona los
estudios por un o varios años.Aunque no se recomienda porque traerìa
retrasos en los estudios primarios,secundarios, terciarios y
universitarios.
Y mi propia definición es muy sencilla: sacudirse la rutina
Cuando hablo de sacudirse, hablo de descansar. Descansar de lo habitual, romper con los vínculos de lo conocido, romper con el mismo ritmo de todos los días y tener cierta sensación de que has nacido para algo más que para lo que estás aportando ahora mismo a ti y a los demás. Despedirse de las leyes, de las obligaciones.
Liberarse de las ataduras siempre es estimulante y en ese proceso, se producen muchas pérdidas por el camino. Y no se trata de ser fuerte, sino de sentirse fuerte.
La libertad absoluta es un camino hacia lo extremo.
Liberarse de las ataduras siempre es estimulante y en ese proceso, se producen muchas pérdidas por el camino. Y no se trata de ser fuerte, sino de sentirse fuerte.
La libertad absoluta es un camino hacia lo extremo.
La decisión puede parecer rápida, y de hecho lo es, pero las llamadas y
los avisos que vienen de dentro, requieren de un tiempo hasta que llega
el día en que se pone todo a huevo y actuas.
A mí el cuerpo me pedía desviarme de esa habitualidad y dedicarme a algo que me haga feliz y me produzca placer de verdad; Hacer algo con una pasión, viajar, cooperación, escribir como una loca, cambiar de aires, tener nuevas ideas, pensar en qué invertir mi "futuro"... ¡Pero hacer algo!
A mí el cuerpo me pedía desviarme de esa habitualidad y dedicarme a algo que me haga feliz y me produzca placer de verdad; Hacer algo con una pasión, viajar, cooperación, escribir como una loca, cambiar de aires, tener nuevas ideas, pensar en qué invertir mi "futuro"... ¡Pero hacer algo!
En mi caso, no pensaba dejar el trabajo que tenía como administrativa en la sanidad pública hasta dentro de unos años y casi daba por hecho que sería en esas circunstancias que le dices a la empresa: " Señores, dejo ésto porque tengo algo mejor y me despido". Y mientras no llegara ese momento, ahí seguía yo días, semanas y meses dándole vueltas a qué podría hacer para "ganarme la vida" suficientemente bien, como para permitirme dejar ese "privilegiado" trabajo.
¡Tenía una idea! Estar unos meses (creía suficientes con 4 o 5) para parar. Parar, alejarme de mi entorno para ver más allá de lo que veía. Tenía la sensación que sin distancia y perspectiva no sería posible ver. ¡Y lo creía firmemente!
Calentita andaba yo y para no perder el tiempo, me informé y pregunté por las opciones que tenía en mi situación laboral. Así que el que entonces era mi jefe, hizo algunas gestiones, se informó para mí y efectivamente, mi contrato de interina, no me permitía ese permiso. ¡Ni siquiera un permiso sin sueldo! Me dijo que, lamentablemente, si decidía irme, no sería para unos meses, sino algo "definitivo".
"Bueno, pues nada, ya se verá" pensé yo. " Ya llegará el momento que pueda hacerlo".
Y un buen día, empiezo a oír campanas de que habría cambios para los que pendíamos de un hilo, sujetos a traslados y otros movimientos. Mi caso particular, sólo implicaba el fin de un contrato inmediatamente, para reanudar con otro al día siguiente.
Y así, un viernes por la tarde, al rato de haber salido de trabajar, y como decía antes, entre esa información que venía advirtiendo, mis cábalas y ese ponerse a huevo tomé la decisión de "¡PLEGO!" (como decimos aquí en esta zona). Hasta ahí había llegado después de más de 8 años, que lo mío me costó...
Y así, un viernes por la tarde, al rato de haber salido de trabajar, y como decía antes, entre esa información que venía advirtiendo, mis cábalas y ese ponerse a huevo tomé la decisión de "¡PLEGO!" (como decimos aquí en esta zona). Hasta ahí había llegado después de más de 8 años, que lo mío me costó...
Así que el luenes 23 de marzo, sin esperar un minuto, en cuanto entré por la puerta del ambulatorio a las 8 de la mañana, me fui directa al despacho de mi jefe. Le pedí unos minutos para hablar con él, cerré la puerta detrás de mí y me senté a su lado.
No sabía como empezar, y con esas mismas palabras empecé: "Bfff...a ver, no sé por dónde empezar..." él se giró, me miró por encima de sus gafas y se hizo el silencio.
" No me digas que te vas", me dijo.
"Sí. Ha ocurrido todo muy rápido", le dije. "El viernes se me encendió la bombilla y he tomado una decisión. Ha sido rápida, pero ya está tomada y lo tengo muy claro. No hay vuelta atrás", continué yo.
Tuve que decirlo cuanto antes, porque era mi última semana de trabajo, así que no podía demorarme más y que pudieran interrumpir mi contrato a tiempo.
En esa semana lo fui comunicando poco a poco a los compañeros y escuché opiniones para todo. Claro que no era fácil y además no lo dejaba para irme a otro sitio, sino para irme al paro.
"¿Estás segura?"
"¿Te lo has pensado bien?"
"Pues mira, no. Es que no tengo nada que pensar", respondía yo. Sólo sabía que me iba y a partir de ahí, no sabía nada más.
En esa semana lo fui comunicando poco a poco a los compañeros y escuché opiniones para todo. Claro que no era fácil y además no lo dejaba para irme a otro sitio, sino para irme al paro.
"¿Estás segura?"
"¿Te lo has pensado bien?"
"Pues mira, no. Es que no tengo nada que pensar", respondía yo. Sólo sabía que me iba y a partir de ahí, no sabía nada más.
Y empecé a pensar bien qué iba a hacer con el tiempo por delante y cómo organizarme con eso que me hacía tanta ilusión. Por entonces, tenía 2 opciones: Una era ir a Sudáfrica a hacer un voluntariado
con leones; Me llamaba mucho la atención aunque no tuviera ni idea del
objetivo.
Y la otra, liarme a viajar como hacen muchos por el sureste asiático, por ejemplo.
Si me iba con los leones, ya tenía un par de Santuarios donde pasar la experiencia y si salía a viajar, tenía un esquema con preguntas que a lo mejor era bueno responder. Salió ésto:
2. ¿Qué necesito?
3. Un lugar:
4. ¿Qué deseo hacer?
5. Si me voy al extranjero, plan de emergencia
6. Presupuesto (?)
Cambio comida y cama por trabajo (?)
7. Fin del tiempo sabático
¿Ahora qué?
¿Cambio de ciudad?
Pero la cosa ha cambiado. ¡Vaya que si ha cambiado!
Que después de 5 meses, nada de lo que había pensado ha sucedido: no he ido a Sudáfrica, ni me he liado a viajar por el mundo. Todas las ideas iniciales se han diluído. No siento la necesidad de ir a ningún sitio. Es muy probable que los cambios que necesitaba ya los estaba teniendo y quizá por eso, lo demás dejó de tener importancia y peso.
El dejar el trabajo, dejar la casa donde viví por 9 años y mudarme a casa de una amiga, son cambios fuertes, rápidos y muy seguidos. Pero a pesar de ello, los he asentado perfectamente y mucho más rápido de lo que esperaba.
Los cambios internos que ha traído todo el trajín, me han catapultado a otro nivel de comprensión y dejado el pasado atrás arropada por un verano magnífico de mucha tranquilidad y serenidad. Y aunque en el mes de Septiembre, me han inundado las ganas y las prisas de querer ponerme en marcha con algo, materializar todas las ideas nuevas y entrar en cierta impaciencia, me di cuenta una (vez más), de que debía dejarme caer de rodillas y rendirme. Rendirme totalmente y pedirle a la vida, a Dios, al Universo, a mi Ser Interno o a como lo queráis llamar, que hiciera de mi el instrumento necesario para desarrollarme, permitiendo que encarguen ellos de los planes y no malgastar yo mi energía en salir a buscar no sé qué, dando palos de ciego porque me desespero y me presiono con la idea de que algo tengo que hacer con mi vida.
El dejar el trabajo, dejar la casa donde viví por 9 años y mudarme a casa de una amiga, son cambios fuertes, rápidos y muy seguidos. Pero a pesar de ello, los he asentado perfectamente y mucho más rápido de lo que esperaba.
Los cambios internos que ha traído todo el trajín, me han catapultado a otro nivel de comprensión y dejado el pasado atrás arropada por un verano magnífico de mucha tranquilidad y serenidad. Y aunque en el mes de Septiembre, me han inundado las ganas y las prisas de querer ponerme en marcha con algo, materializar todas las ideas nuevas y entrar en cierta impaciencia, me di cuenta una (vez más), de que debía dejarme caer de rodillas y rendirme. Rendirme totalmente y pedirle a la vida, a Dios, al Universo, a mi Ser Interno o a como lo queráis llamar, que hiciera de mi el instrumento necesario para desarrollarme, permitiendo que encarguen ellos de los planes y no malgastar yo mi energía en salir a buscar no sé qué, dando palos de ciego porque me desespero y me presiono con la idea de que algo tengo que hacer con mi vida.
Estoy permitiendo que el tiempo discurra más despacio para así, poder apreciar todo lo que me rodea. Sin estrés, sin ansiedad, sin horario ni fecha en el calendario...Estando en el ahora.
Y claro que empezaré algo nuevo. ¡No lo dudo! Pero ya no me planteo nada de nada.
Me siento a cero. Ni siquiera lo que parecía que quería, existe ya. Todo se me ha desmontado. Ahora sí que no sé nada de nada. Estoy sin planes, sin objetivos....nada. Y a lo mejor ese es el plan: ¡no tener plan!
Me siento a cero. Ni siquiera lo que parecía que quería, existe ya. Todo se me ha desmontado. Ahora sí que no sé nada de nada. Estoy sin planes, sin objetivos....nada. Y a lo mejor ese es el plan: ¡no tener plan!
Hay muchas opciones a escoger.
Muchos caminos. Y parece que el mejor a seguir es el que no existe.
Amor y Luz
GRACIAS POR LEER
Amor y Luz
GRACIAS POR LEER
"Y creo que ahora sé lo que se necesita para ser feliz; una vida tranquila y alejada en el campo, con la posiblidad de ser útil a otras personas y hacer el bien y que no están acostumbradas a que les ayuden. Quizá algún trabajo que sea de algún provecho y luego descansar. La naturaleza, libros, música, el amor al prójimo...esa es mi idea de felicidad y para culminar todo lo anterior, que usted fuera mía y que tuviéramos hijos tal vez. ¿Qué más puede pedir un hombre?
- Alexander Supertramp-
Que bonita entrada, gracias por compartir......
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