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martes, 19 de mayo de 2015

¡¡G R A C I A S, 3 1!!



No, no es 31 de Diciembre, y aunque en algunas culturas hagamos el balance del año, desde hace ya algunos años, me gusta hacerlo algo más personal y repito reflexión para el día más importante.

A pocas horas de dar por finalizada mi etapa 31,sentada sobre el césped y bajo el sol abrasador que brilla estos días en Barcelona, cierro los ojos y voy recordando por fases el transcurso de mi último año.

El 31 empezaba de una forma que ahora aún a ratos no me creo; Me pilló en Jerusalem. 
Un viaje-vivencia que ha marcado un antes y un despúes exagerado en mi vida y del cuál aún no he terminado de comprender el propósito. Pero ya lo haré, ya...

Así a grandes rasgos, os cuento que cada día allí fue mágico. Me sentí como en casa. Cómoda, todo me resultaba muy fácil, rodado, práctico...Disfruté muchísimo. También tuve la sensación esa que vas después de muchos años al pueblo de tu padre, ese al que hace mucho que no vas y lo han modernizado tanto, que está irreconocible. Llegué a Barcelona llena de energía, en una nube... Me resultaba increíble la anécdota. ¿Cómo me había dado por ir hasta allí?

Y llegó Julio; un mes muy fuerte por varios motivos: tenía la agenda llena de actividades, los famosos portales energéticos a nivel cósmico y planetario como el 7/7/7 y alguna que otra repercusión física dando como resultado algunos momentos de desánimo. Un desánimo y cierta tristeza que, a toro pasado, veo tan necesarios para avanzar en la forma de ver las cosas y trascender todo lo que aún quedaba atrapado y pendiente de ajustar.

¡Y viajes! Viajes que he disfrutado muchísimo en cada ciudad visitada: Jerusalem, Lisboa, Londres, Granada y Madrid. ¡No me puedo quejar y no lo voy a hacer!
Uno de los propósitos del 2014 era hacer 4 viajes, cosa que dije así, al "tun-tún"¡y los hice! Viajes que han sido con un propósito concreto y más fáciles de descifrar para mí.  ¡Qué bien me lo paso!

Y llegan personas, así de la nada, que con el paso de los días y el contacto diario se  ha forjado, sin buscarlo, una confianza ayudado increíblemente a conocerme mejor. Se convierten en relaciones de apoyo enseñándome a aprender más de todo. Personas que sin ellas, sin su ayuda, no sería la misma ni me han catapultado a otro avance. GRACIAS a los que habéis aparecido.
 
He disfrutado cada día más y más de mi soledad y la libertad individual. Muy concentrada en mí. Siguiendo el camino de la pérdida de algunos miedos e inseguridades, fortaleciéndome. Aprendiendo de los límites, procurando ser cada vez más yo misma y dejar que sean los demás lo que quieran ser y hacer. Juzgar cada vez menos, aunque a momentos, se me olvide. A abrir aún más la mente.

No he dejado de reunirme con las personas que más amo por un motivo u otro, aunque a algunas no las vea tanto como quisiera por mil razones.

Sintiéndome a ratos desanimada por no sentirme realizada e inevitablemente acordarme e incluso comparándome con las personas que sí hacen de tu pasión su actividad diaria para ganarse la vida. Sintiendo como me voy acercando al final de etapas concretas, pero sin saber qué ficha del tablero mover para seguir por el camino correcto. 

Aburriéndome cada día más durante unas horas concretas. Sin nada que aprender, sin poder proponer, innovar, cambiar...sin poder aspirar a más por mucho que te empeñes, para al final estar siempre en la cuerda floja y en el punto de mira. Sin poderme expandir y abrirme al mundo, porque no hay un mundo al que abrirse. 

Pero llega un aviso y a 6 días de una renovación de condiciones laborales, decido rechazar esa continuidad que no me lleva a nada. Al menos, no a nada a lo que esté dispuesta. Rechazar como están las cosas el sueño de cualquiera. Lo dejo para reorientar mi vida, para seguir descubriéndome y poner en marcha (aunque no sepa cómo ni cuándo) las ideas sueltas que andan en mi mente. Lo único que he tenido claro es que tenía que tirarme a la piscina y salirme de un entorno concreto que no me dejaba ver la inmensidad del océano de posibilidades y oportunidades. He empezado a rozar mi esencia y quiero llegar hasta el final.
Y cierro. Finalizo mi 31 con la siembra hecha. 

Dejando atrás un ciclo laboral de 9 años, cerrando con mucha suavidad y un enorme agradecimiento la puerta de una casa que durante 9 años y 3 meses exactos me ha cobijado. 

Lo dejo todo para volar libre. Para coger con las 2 manos un inmenso lienzo en blanco y empezar a ser ahora sí la artista de mi vida.




¡Qué loca estás!
M.R. me lo suelta así, mirándome a los ojos una noche de primavera.

GRACIAS POR LEER